La administración Trump gastó 200 millones de dólares en el envío de miles de respiradores por todo el mundo, a partir de semanas después de que el presidente Donald Trump promocionara a Estados Unidos como el "rey de los respiradores", pero sin ninguna forma establecida de localizarlos, según ha descubierto la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno en un informe publicado este jueves.

Ciento cincuenta de los respiradores se destinaron a países con cero casos nuevos al día en la fecha en que el gobierno se comprometió a enviar las máquinas que salvan vidas al extranjero, mientras Estados Unidos se acercaba a una escasez de respiradores muy necesarios. Kiribati y Nauru, dos de los países que recibieron un total de 20 respiradores, nunca han tenido un caso confirmado de coronavirus, según la Organización Mundial de la Salud.

Desde finales de mayo hasta finales de septiembre, la administración anterior se comprometió a enviar 8.722 respiradores a 43 países, pero sin criterios claros para determinar qué países necesitan respiradores o cuántos enviar, según la GAO.

En abril, Trump afirmó que EE.UU. era el "rey de los respiradores", a pesar de afirmar falsamente que la administración Obama no le había dejado ninguno. De hecho, el Departamento de Salud y Servicios Humanos dijo a la CNN que EE.UU. tenía 16.660 ventiladores a mano -casi todos los que había en las reservas de la nación desde el final de la administración anterior- con otros 2.425 en mantenimiento. Pero seguía habiendo una grave escasez en todo el mundo, y Estados Unidos estaba alcanzando el punto álgido de su primera oleada de infecciones, con aproximadamente 2.000 muertes diarias a mediados de abril.
Cuando la pandemia comenzó a aumentar a finales de marzo, Trump invocó la Ley de Producción de Defensa para aumentar la producción de respiradores y máscaras N95, dos componentes clave en la batalla contra el coronavirus.
En mayo, la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional comenzó a entregar los primeros ventiladores en el extranjero, según informó la GAO, con los envíos iniciales destinados a Sudáfrica, El Salvador y Rusia.

El Consejo de Seguridad Nacional dio instrucciones a la USAID sobre las decisiones relativas a las "donaciones de ventiladores, incluidos los países receptores, las cantidades y los fabricantes". Pero ni la USAID ni el NSC dieron ninguna información sobre cómo se tomaban las decisiones de desembolso.
El NSC no respondió a las preguntas de la GAO, según el informe.
La distribución de ventiladores no formaba parte del plan inicial de USAID para la respuesta a Covid, lo que complicó aún más el esfuerzo.

En diciembre se habían distribuido casi todos los 8.722 respiradores, pero USAID no disponía de un modo fiable de rastrear las máquinas y sólo tenía "información limitada" sobre su ubicación, según el informe. Hasta diciembre, USAID no comunicó a la GAO que había "comenzado a aplicar" un proceso para localizar los respiradores, que implica la recopilación de información de los fabricantes, los proveedores de servicios, los ministerios de sanidad en el extranjero y los socios.